Descripción
Quizá lo que más llame la atención al observador es la tremenda crisis de confianza que aqueja a la Iglesia de Nicaragua. La jerarquía desconfía de gran parte de su clero y éste desconfía de la jerarquía. El clero nacional desconfía del clero extranjero y el clero extranjero desconfía del nacional. El clero religioso desconfía del clero secular y viceversa. Una congregación religiosa desconfía de otra. Muchos laicos no se fían de la jerarquía y la jerarquía sólo se fía de un grupo de laicos. El clero joven desconfía del clero de edad mayor y viceversa.
En parte por lo anterior y en parte por otras muchas razones, hay una notable crisis de dirección también. Muchos fieles, y aun presbíteros, tienen la impresión de que no existe en Nicaragua una jerarquía a la altura de las necesidades de la coyuntura. Por eso, esos fieles y sacerdotes se desentienden, de hecho, en muchos aspectos, de la jerarquía. Los fieles y sacerdotes tienen la impresión de que los obispos nicaragüenses no están de acuerdo, entre ellos, sino en muy pocas cosas.
El desconcierto crece. Algunos laicos están desconcertados porque hasta los obispos han aparecido acusando a miembros del clero de estarles destruyendo la fe y ello conscientemente. Los laicos jóvenes se desesperan ante la intransigencia aparente de la jerarquía frente a la coyuntura política y social de Nicaragua y han empezado a alejarse claramente de la "Iglesia institucional". Da la impresión de que cada cristiano nicaragüense, sacerdote, obispo o laico, ha escuchado a su oído la orden-alarma de "sálvese el que pueda". Los obispos de Nicaragua parecen desconcertados por la alternativa: prudencia política o compromiso pastoral, y se quedan paralizados esperando que, de alguna manera, la solución les venga de "fuera" o de "arriba".
La jerarquía nicaragüense no parece ser sensible a los signos de los tiempos o del lugar. Muchos fieles y aun presbíteros tienen la impresión de que los obispos de Nicaragua actúan como si se sintieran señores feudales dueños de la fe y que gobiernan la Iglesia de Cristo que les ha sido confiada con el totalitario y anti pastoral criterio de que está expresamente prohibido lo que no esté expresamente permitido por ellos. No permiten ninguna iniciativa y esperan que todo venga aprobado y decidido desde Roma.