Se esperaba con expectación y también con preocupación el viaje de Juan Pablo II a Centroamérica y Panamá, porque el área centroamericana, especialmente en los casos de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, está considerada hoy día por múltiples razones como una de las más conflictivas. Concluido el viaje, que tuvo momentos de gran tensión únicamente en Nicaragua, es hora de reflexionar sobre sus resultados, de proyectarlo hacia adelante para un mejor aprovechamiento de lo que con él se logró.