Descripción
En la Navidad se nos revela este nuestro Dios, que juega con nuestras categorías para sorprendernos y arrancarnos de nuestras rutinas. Su regalo de Navidad es inesperado: una virgen que da a luz, la debilidad que se transforma en señorío y unos últimos los pastores malolientes y despreciados de Judea, que comienzan ya a ser los primeros... Dios se nos revela como un Dios sorprendentemente generoso en la novedad de la Navidad.
Hemos de creer que se nos revelará en la victoria de los pobres de Centroamérica, que acercamos cada día con nuestro trabajo responsable. Su promesa no falla: hay esperanza para nuestro futuro. A pesar de ser tanto el llanto de hoy. Hay futuro. Es decir, habrá paz. La paz nunca está en el pasado caduco y superado. La paz está hacia adelante y la trae aquel "que viene" y que lo hace todo nuevo. Por eso la paz es difícil, lucha contra la inercia y cuesta sangre.
Si con algo tiene que ver la Navidad es con la actitud de compartir. Dios se comparte y es Dios con-nosotros en Jesús. Dios comparte la buena noticia del nacimiento de su Hijo con los pastores, los últimos de todos. Y ellos comparten con el niño y con José y con María lo que tienen. Que es poco, pero que es todo.