Descripción
Con muy poco tiempo de diferencia he visto como se planteaba en círculos teológicos y, más indirectamente, en una revista de diálogo sacerdotal la siguiente pregunta sorprendente: ¿sería canonizado hoy día Jesús de Nazaret?
Esta pregunta, tomada al pie de la letra, puede ser rápidamente despachada como impertinente e incluso como absurda. En efecto, la existencia santa de Jesús funda todo criterio de santidad, y no viceversa: ningún criterio preestablecido acerca de la santidad puede discernir si Jesús fue santo o no lo fue.
Ahora bien, ya es un mérito de esa agresiva pregunta el que nos obligue a subrayar, con el máximo relieve, el hecho de que la figura insólita e irreductible a fórmulas de Jesús de Nazaret sea la imagen y el criterio supremo de la santidad.
La pregunta ofrece, por otra parte, una carga crítica digna de consideración; suscita implícitamente la comparación entre la "santidad genial y arrebatada" de Jesús y los modelos y criterios más o menos convencionales de santidad que a veces expresamos mediante fórmulas un tanto simplificadas, tales como "se limitó a cumplir su regla con la ayuda de la gracia de Dios" o "simplemente supo sufrir con paciencia", etc. En esta perspectiva, la pregunta acerca de las posibilidades de canonización que tendría hoy Jesús adquiere este nuevo matiz crítico: ¿Por qué la existencia santa del Mesías desborda todos los moldes establecidos de santidad, incluso la de algunos santos canonizados de la época moderna y actual, que distan mucho de tener la significación antropológica -de cara a todos los hombres- y la significación evangélica -de cara a los creyentes y seguidores- que tuvo la santidad del Maestro?