Descripción
Aunque mantengo el título que se me ha pedido, porque América Latina, cuando se habla de estos problemas Teología y Pobreza, es más categoría conceptual que una realidad empíricamente histórica, quisiera indicar que la concreción para mí de América Latina es la actual situación histórica de El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y otros países o situaciones semejantes que se les puedan comparar. Porque es en esos países y en esas situaciones donde los pobres, tal como van a ser definidos más tarde, cobran concreción. Dicho en otros términos, esos países y su situación realizan y verifican bien eso, que en relación con los pobres, se entiende que es América Latina como lugar teológico.
Lo que va a decirse a continuación no es sino la reflexión creyente sobre una realidad vivida. Lo primario es la realidad en la que el Espíritu de Cristo, que es el espíritu de Jesús se va haciendo carne, se va haciendo historia. Y esa realidad es vista en un segundo momento desde aquella fe en el Jesús histórico muerto por nuestros pecados –manteniendo en la expresión el que nuestros pecados han dado muerte y a la vez el que su muerte nos va liberando de nuestros pecados en la liberación del pecado del mundo-, que se nos ha dado en la Iglesia, en la conservación que la Iglesia ha hecho y hace, a veces contra su gusto y voluntad, de la palabra de Dios.
De aquí sigue por lo pronto que no vamos a teorizar en abstracto sobre quiénes son los pobres de los que habla Jesús o sobre qué tipo de pobreza es aquella a la que se refiere el Evangelio, la buena nueva a los pobres. La encarnación histórica de los pobres evangélicos y de la pobreza evangélica es un hecho primario en nuestra realidad concreta y sabemos que los son porque ellos nos salvan y no se nos ha dado otro nombre en el que podamos ser salvados que el de Jesús. Lo que pasa es que no es un hecho meridiano, como no lo fue tampoco el hecho de Jesús pobre y de la pobreza de Jesús. Por eso necesitamos volver una y otra vez al Jesús originario y fundante para que estos pobres que son su continuación y seguimiento sean plenaria y lúcidamente los pobres de Jesús. De ahí que nuestro método sea ir de la realidad viva a la revelación de Jesús y de la revelación de Jesús a la realidad viva.