Queremos plantear la cuestión angustiosa de las relaciones entre la fe cristiana y el compromiso revolucionario desde la plataforma de la “doble y única fidelidad” a Cristo y al mundo oprimido, Al partir de esta difícil unidad queda desautorizado el enfoque pragmatista que aborda las relaciones entre fe y compromiso a base de la clásica pregunta’: ¿Qué me aporta la fe? Esta no es la pregunta de la fidelidad. La fe se aporta simplemente a sí misma. Y la cuestión verdadera es más bien esta otra: ¿qué hay que exigir al militante en nombre de la fe?
Solo si se abordan las cosas de esta manera será posible constatar, al término de un largo proceso, que, en efecto, hay aportaciones propias de la fe. Pero "propias” no quiere decir "exclusivas". Si las aportaciones de la fe no fuesen "humanas" ya no serían aportaciones. Y si son humanas, esto significa que no es imposible llegar a ellas desde fuera de la fe, es decir, desde un nivel profundo de humanidad (el cual, por lo demás, es raro y bien difícil de obtener tanto para el creyente como para el incrédulo; y en el cual el creyente tendrá derecho a reconocer la obra silenciosa del anónimo espíritu de Jesús y de su Padre). "Aportación específica de la fe al compromiso" no significa hablar de algo que solo haya de tener el militante cristiano, sino de algo que se le debe exigir necesariamente al creyente auténtico comprometido.