Descripción
Un conocido escriturita nos da en grandes pinceladas una visión neotestamentaria del discernimiento espiritual.
Este problema de “discernir el verdadero espíritu” ha sido siempre importante dentro de la Iglesia. Sin embargo, podemos añadir que solamente en estos últimos años ha venido a convertirse en algo céntrico. Las causas del fenómeno son variadas. Influye, por un lado, la experiencia de libertad que se ha sentido en todos los estratos de la vida; está después el pluralismo de situaciones eclesiales, la multiplicidad de las interpretaciones de la teología y de la moral, la irrupción de nuevas formas de vida y de experiencia; junto a todo esto hay que anotar una valoración distinta de la jerarquía, que no puede ni debe controlar todas las experiencias, convirtiéndose muchas veces de directora absoluta en simple animadora; finalmente, dentro ya de la vida religiosa, tenemos que señalar el nuevo enfoque, marcadamente comunitario, que se ha dado a la obediencia.
Por éstas y otras razones -entre las que se encuentra la sensación de inseguridad en que se mueve todo nuestro mundo- el discernimiento de los espíritus se ha venido a convertir, al menos de manera implícita, en uno de los grandes problemas de la Iglesia. Da la impresión de que existen ideas, experiencias, ilusiones. Lo que importa es saber cuáles vienen del Espíritu de Dios y cuáles son un simple invento humano.