Algunos que nos dedicamos a la educación asumimos que las acciones que realizamos junto con nuestros alumnos con la intención de educar nos transforman en algún aspecto tanto a ellos como a nosotros. Partimos de la idea de que es posible influir de alguna forma en su desarrollo personal. Si se acepta este supuesto asumimos que la natu- raleza humana es dinámica y se puede influir en ella.