Descripción
Lo recuerdo perfectamente. Si es cierta la conseja de que los grandes momentos de la vida tienen escenarios portentosos, así ha de ser también con los desengaños: la verdad la supe frente al mar, pero no en la “larga herida verde” que es su isla de Cuba (Vista del amanecer en el trópico, Guillermo Cabrera Infante), sino ante el tumultuoso Pacífi- co mexicano, en los meandros que describe el río Marabasco previo a detenerse, impotente, en las dunas que le impiden el acceso directo a la enormidad del océano durante casi todo el año. Resulta que no se llamaba Giorgio, que el apellido Viera es una usurpación a los legítimos derechos de su padre, y que no era de ascendencia italiana o algo así, como erróneamente lo había supuesto, ingenuo de mí. En realidad su identidad ante el registro civil es Jorge López Viera y es nativo de La Habana (1974), aunque habla un poco como argentino, pero en perfecto castizo (hay que aclarar que está lejos de parecerse al argentino engreído de que hablan los mitos un poco acomplejados de nosotros los mexicanos; es sólo cuestión de la música de la voz).