En este trabajo examinamos las experiencias educativas en una comunidad que es caracterizada mediante los elementos propuestos por el concepto de nueva ruralidad (Grammont, 2004; Martínez y Bustos, 2011). Esta experiencia exitosa de educación rural se efectuó desde la teoría y práctica de la educación no formal (Rogers, 2005). En el texto recogemos, describimos y analizamos tres acciones que han formado parte de un proyecto educativo mucho más amplio en busca de generar condiciones emancipadoras en la comunidad donde trabajamos. Explicamos cómo las características de nueva ruralidad que se viven en la comunidad participante en el estudio condicionan las acciones de educación no formal y establecen diversos tipos de interacción en lo organizacional y lo humano. Los resultados y las conclusiones de esta experiencia permiten vislumbrar la educación no formal con finalidades participativas y emancipadoras como una alternativa ante la severa crisis educativa de México.