Dar cuenta. Una operación de fácil expresión, de compleja intelección y de aun más difícil ejecución. Necesaria, querida y fundamental. Si algo deja en claro la modernidad educacional —de tan tardía ya casi posmodernidad— es la importancia de la intersubjetividad. Superado el objetivismo rampante de la Ilustración y los excesos del subjetivismo reaccionario, emerge la relación como el nuevo supuesto o nuevo ángulo desde el cual repensar la realidad y nuestra acción sobre ella. Si así fuera, parece imposible constituirnos en intersubjetividad si no aprendemos a “darnos cuenta” entre nosotros.