Descripción
Cuando Krishnamurti decía que cada uno de nosotros-as somos el pasado acumulado y que el mundo es la extensión de nosotros mismos-as (1941, pp. 30-31), sin duda también se refería a que el futuro puede construirse sobre la base de un aprendizaje liberador y no sobre el azar o el cálculo egoísta. El futuro de la educación y de sus mecanismos de garantía, así como de cualquier otro fenómeno de la cultura, tendrá que ser siempre el resultado de nuestra visión y acción sobre el presente, pues no existen realidades aisladas de las personas, ni conocimientos ni intenciones desligadas de la aprendiencia soberana y tumultuosa de cada ser. Así es como la historia se construye, con un brazo en el ahora y el otro en el después, empujándonos y halándonos hacia la condición de igualdad que deberíamos compartir, sin importar la etnia, el sexo, la edad, ni ninguna otra condición.Al proponer una educación para el siglo veintiuno, nos comprometemos a intentar eliminar las prácticas y los patrones de conducta sociales y culturales basados en la idea de inferioridad o superioridad entre las personas y a impulsar procesos de democratización que permitan erradicar la discriminación y la pobreza.