Las reflexiones que aquí se exponen tienen la finalidad de evidenciar que la concepción de la adolescencia como una etapa problemática y potencialmente en riesgo, lejos de desaparecer, a pesar de las críticas que ha recibido desde hace tres décadas en América Latina, está presente en algunos programas de la educación básica en México. En el ámbito de la formación ciudadana es posible ubicar su origen hace más de doce años. En la actualidad, el caso más representativo lo constituye el Programa de Escuela Segura, que se introdujo en el sexenio 2006-2012. La perspectiva estereotipada del ser adolescente, aunada a otros factores, como el auge de la formación en valores con un enfoque tendente a la prescripción, ha venido a configurar acciones educativas que impiden la valoración de las capacidades adolescentes para desarrollar su autonomía moral y responsabilizarse de sus decisiones; esto es, su pleno reconocimiento como sujetos de derechos y responsabilidades. Asimismo, dificulta la construcción de una oferta formativa fundamentada en sus referentes culturales, intereses y necesidades, lo cual, muchas veces, conduce a acciones discriminatorias institucionalizadas, y sobre ellas es necesario llamar la atención.