Descripción
En un país como el Brasil, la abolición de la esclavitud favoreció la inmigración de los sectores trabajadores italianos. En el Perú, en cambio, no sucedió lo mismo, debido a que ya desde la primera mitad del siglo XIX, existía la costumbre de traer coolies chinos para emplearlos en los trabajos más pesados. Entre 1850 y 1875, se habían introducido al país alrededor de noventa mil coolies que eran aquí comercializados. Esta corriente de inmigración no fue interrumpida sino hasta 1909. También hubo tráfico de polinesios, pero un incidente con Francia, en 1863, puso fin a éste, de modo que a partir de 1889 los japoneses se convirtieron en los proveedores de la mano de obra necesaria. Debido a la concurrencia de estas fuerzas de trabajo a precio muy bajo, el italiano no podía hallar empleo. Además, el clima, difícil para el europeo, llevaba al fracaso los intentos de colonización agrícola en la selva tropical. El caso de la colonia alemana de Pozuzo nos proporciona un ejemplo bastante claro de esto. La inmigración italiana era pues limitada y sólo podía dedicarse casi exclusivamente a actividades terciarias.