The global crisis and the Peruvian labor market: impact and policy options
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Data
2009-10Autor
Morón, Eduardo
Castro, Juan Francisco
Villacorta, Luis Lucciano
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Después de casi 20 años de políticas macroeconómicas prudentes, Perú parece en mejor forma que antes de soportar la efectos de una crisis financiera. El progreso, sin embargo, ha dejado algunos ámbitos políticos intactos y el mercado laboral es uno de ellos. En este trabajo se analizan los potenciales efectos de la crisis sobre los resultados del mercado de trabajo, y se discuten las opciones de política para hacer frente a consideraciones estructurales y de corto plazo. Revisamos hechos estilizados de esta y anteriores crisis para dar cuenta de los mecanismos de transmisión posibles, revisar las opciones de política y resultados del pasado y las intervenciones del mercado de trabajo ya existentes, y construir un modelo DSGE para proporcionar una mejor comprensión con respecto a los resultados del mercado laboral y los efectos de las medidas políticas transitorias y permanentes. En el frente contracíclico, nuestro análisis revela que el principal riesgo que los diseñadores de políticas deberían apuntar a mitigar es un aumento de la informalidad y el subempleo. Para ello, las alternativas de protección del empleo (como vacaciones fiscales de nómina temporales ya aplicadas) tienen que ir acompañadas de un fortalecido y mejor focalizado servicio de reempleo, sobre todo si el choque se trasluce en el sector no comercial. En el lado más estructural, la política debería apuntar a los motivos principales de la informalidad en nuestro país: baja la productividad y costos laborales formales altos. Para estos últimos el acceso progresivo a beneficios laborales para pequeñas empresas (introducido a través de un régimen laboral especial) podría complementarse con la introducción de diferentes niveles de salario mínimo según tamaño de la empresa y una reducción generalizada en los costes de despido. Los temas de baja productividad, por otro lado, pueden ser abordados mediante el fortalecimiento y la integración de programas de formación existentes con la información de las redes que ya han demostrado su eficacia en términos de creación de empleo formal. Las simulaciones revelan que las reducciones de costes no salariales permanentes (como las introducidas a través del régimen laboral especial) pueden incrementar el empleo formal y la participación formal del PBI en 2 puntos porcentuales. Las intervenciones políticas estructurales también presentan un gran potencial contracíclico debido a su carácter permanente. Esto implica que no hay que esperar a que la crisis termine para comenzar su aplicación.After almost 20 years of prudent macro policies, Peru seems in better shape than before to withstand the effects of a financial crisis. Progress, however, has left some policy areas unscathed and the labor market is one of them. In this paper we analyze the potential effects of the crisis on labor market outcomes, and discuss policy options to address short run and structural considerations. We review stylized facts from this and previous crisis to account for potential transmission mechanisms, review policy options and results from past and existing labor market interventions, and build a DSGE model to provide further insight regarding labor market outcomes and the effects of transitory and permanent policy measures. On the countercyclical front, our analysis reveals that the main risk that the policymaker should aim to mitigate is a surge in informality and underemployment. For this, job protection alternatives (as temporary payroll tax holidays already implemented) have to be accompanied by a strengthened and better focalized reemployment service, especially if the shock transpires into the non-tradable sector. On the more structural side, policy should aim at the prime drivers of informality in our country: low productivity and high formal labor costs. For the latter, progressive access to labor benefits for small firms (already introduced via a special labor regime) could be complemented by introducing different minimum wage levels according to firm size and a generalized reduction in firing costs. Low productivity issues, on the other hand, can be addressed by strengthening and integrating existing training programs and information networks which have already proven successful in terms of formal job creation. Simulations reveal that permanent non-wage cost reductions (like those introduced via the special labor regime) can increase formal employment and formal GDP participation by 2 percentage points. Structural policy interventions also exhibit a large countercyclical potential due to their permanent nature. This implies that we should not wait for the crisis to be over to start their implementation.