Las simulaciones del clima futuro son esenciales en cualquier estrategia de adaptación, ya que permiten una mejor planificación mediante la anticipación a los impactos futuros. Muchos proyectos de desarrollo e instituciones que trabajan en “adaptación al cambio climático” definen sus acciones sin antes contar con los aportes que la ciencia del clima puede dar para conocer “a que clima es preciso adaptarse”. Desde nuestro punto de vista, difícilmente podemos hablar de adaptación si no partimos de un mejor conocimiento sobre el clima del futuro y para ello es necesario contar con todos los elementos que la ciencia del clima puede aportar.
Cualquier iniciativa o política centrada en la adaptación al cambio climático debería seguir tres etapas:
1) La predicción de las posibles condiciones del clima futuro.
2) La evaluación de cómo va a influir ese clima futuro en los medios de vida de las poblaciones.
3) Las recomendaciones para minimizar los impactos negativos identificados (y sacar provecho de los positivos) incluyendo medidas eficaces de adaptación al clima futuro.
La Fundación para la Investigación del Clima (FIC) ha trabajado desde hace más de 20 años en la investigación y aplicación de una simulación robusta del clima para la adaptación. La FIC ha desarrollado una metodología innovadora de regionalización o donwscaling que ha demostrado obtener excelentes resultados a la hora de generar escenarios locales de cambio climático.
Basado en esta experiencia, en este artículo se analizan los requisitos necesarios para el primero de los aspectos claves que se requieren en todo proceso de adaptación: la generación robusta de escenarios de cambio climático.