Descripción
En la inédita Historia del Arte Nicaragüense, figura en primer término el nombre y la obra del pintor Toribio Jerez, quien en 1860 personificaba la potencialidad creadora y la necesidad de individualizarse del incipiente arte pictórico nacional. Intuitivo, autodidacta, sus retratos de damas e imágenes sacras predominaron en los salones de León y en las capillas familiares de la época imponiendo un estilo y una maestría personal.
En 1870, destacó en Masaya el pintor Alonso León Caldera, quien alcanzó renombre entre sus contemporáneos por el retrato que hizo de San Ignacio de Loyola, basado en una escultura de origen español.
También merecen señalarse las escenas de batallas y los dibujos a pluma del escritor autorizado biógrafo de Darío, General Alfonso Valle.