La historia del pensamiento humano se ha caracterizado por una lucha incesante tras la conquista de las múltiples interrogantes que plantea la Naturaleza a la razón, escudriñadora del hombre.
El triunfo ha jalonado ese recorrido maravilloso de logros insospechados en los que no solo se conoce la Naturaleza, más aún, se le domina y se la dirige al compás impuesto por el hombre. Todos los secretos de ella van abriendo sus puertas al esfuerzo del hombre, los tesoros escondidos se dejan atrapar, las fuerzas ocultas se entregan en manos de los vencedores.
El hombre dirige sus pasos triunfales tanto hacia lo pequeño, hacia lo infinito y complejo, como hacia lo grande, lo especial, el macro-cosmos. A su alcance está la red complicada de una célula viva y el satélite que alcanzado hasta ahora por el sueño nostálgico de poetas ha sido suplantado por el pie arrogante astronauta.
Al vencedor pertenece su conquista, el hombre ha pasado a ser dueño de la Naturaleza y sus leyes. ¿Se encaprichara el hombre con sus conquistas, tratará lo conquistado como un juguete en sus manos? ¿Seguirá siendo el dominador o caerá bajo el peso de sus conquistas? ¿Podrá seguir construyendo el mundo con el paso acelerado de sus predicciones?