Descripción
La carta del padre Arrupe a los Provinciales de las Casa Jesuitas de América Latina es una especie de catecismo sobre el espinoso problema del “compromiso temporal”, aunque esta expresión no sea de suyo muy feliz.
El problema se presenta así; ¿cuál ha de ser la intervención de la Iglesia como tal en la evolución social de las estructuras históricas de la humanidad?
La respuesta del padre Arrupe es clara y terminante: La iglesia tiene que cumplir su tarea de denuncia profética frente a las realidades evolutivas de su tiempo.
“Nuestro esfuerzo y deseo ilimitado porque se instaure un orden social justo y conforme al Evangelio no nos permite tomar partido con uno u otro bando litigante como tal; nosotros somos partidarios exclusivos de la verdad, de la justicia, de la equidad, del amor; y a sus leyes nos atenemos”.