Con el ejercicio de la docencia se viven momentos entrañables. Acompañas a las personas en la construcción de sus sueños y obras. Recibes sinsabores y grandes recompensas. “Se los juro, yo esperaba ansiosa la devolución de mis trabajos. No me interesaba tanto la nota, como los consejos que mee escribía. Me ayudó mucho a salir de mis clavos. Gracias, profe”.
Con el paso del tiempo, la docencia nos reta cada día. Es la profesión más compleja dinámica y hermosa que existe.