Descripción
Hace poco descubrí después de darle muchas vueltas en la cabeza que el ser humano tienen una capacidad innata para la investigación. Lo llevamos en nuestros genes y la curiosidad es el vehículo para recolectar información. Puede que suene evidente, pero también resulta alentador: eso significa que todos estamos diseñados para investigar.
Nuestra investigación, que comenzó con el entusiasmo de dos adolescentes que querían vivir una aventura, nos reveló una porción diminuta de la realidad que viven otros. Posiblemente mediante nuestro trabajo también otros conocerán lo que está pasando. Y esa cadena de conocimientos que se van transmitiendo entre sí es lo mejor, lo más gratificante, de investigar.