Descrição
Nicaragua ha sido un país dotado por la naturaleza con una variada vegetación forestal: bosques caducifolios en el Pacifico, con especies preciosas como el Pochote, Genízaro y Guayacán; bosques de nebliselva en la región central de Jinotega y Matagalpa, en donde se encuentra el preciado Nogal y el legítimo Roble; bosques tropicales perennifolios, del Atlántico, con verde follaje permanente, con maderas de exquisita belleza como el Granadillo, el Palo de Rosa, el Cedro y la Caoba. Tenemos además la suerte de ser el país que posee el límite sur de la distribución natural del Pino en el continente americano. Esto significa que en Costa Rica, Panamá y América del Sur no existe el pino en forma natural.
Hoy en 1976, hagamos un paréntesis en el tiempo, observemos el camino que hemos recorrido en lo que se refiere a utilización del recurso: despales indiscriminados, tanto en terrenos escarpados como en las márgenes de los ríos y en los alrededores de los manantiales. Profundicemos un poco en el uso que estamos dando a nuestro recurso forestal y veremos un cuadro dantesco: Miles de árboles de especies comerciales sucumben ante el impacto del hacha del campesino que aún practica la agricultura migratoria; pero lo más increíble es que millares de pies tablares de madera de los árboles derribados, en vez de ser aprovechados, son el pasto de las llamas.