Estamos asistiendo a una liberación de la actividad sexual. El cine, la literatura, los medios de propaganda expenden sexualidad con una normalidad sorprendente. Si antes lo sexual era tabú, ahora es sólo una necesidad o un deporte biológico. La actividad sexual ha pasado a ser una forma más de evasión y de diversión, como el deporte, o como el rasgueo de una guitarra. Y, quizá, lo hemos aceptado como tal. Pero, cuando parece que hay tanto interés por esta liberación, comenzamos a dudar si este fenómeno es algo natural o provocado. Máxime si de tal fenómeno se siguen pingües ganancias y en él se basan negocios específicos.