Descripción
La ciudad que quiero describir no fue hecha por manos de hombres. La hizo la Naturaleza, es la cresta de un volcán despedazado y hundido entre las aguas del gran lago. Se pierde la imaginación en la sucesión de siglos buscando el tiempo cuando sucedió el hundimiento de la montaña que comenzando en el Momotombo terminaba en el Orosí, siguiendo la cordillera guanacasteca. Todos opinan. Opinar puede cualquiera. Han leído las piedras, las han desmenuzado, han buscado el origen del cataclismo. Karl Von Saaper cree que las isletas son derrumbes del Mombacho. Seebach lo niega. Sea lo que fuere, allí está el espectáculo incomparable de 533 islas al pié de la, mejor estribación del Mombacho, como canastitas de flores, con pedazos de naturaleza entre las aguas purísimas del lago de las maravillas. Cerca de las isletas hay zonas de agua superpuestas de temperaturas diferentes. Hayes apunta el fenómeno de origen volcánico. El Mombacho, que preside el paisaje encantador de las isletas en una atmosfera de serenidad, dice Mierich que fue el autor de ellas. Vomitó lava hacia el occidente en una cantidad tan fantásticas que con ellas se `pudiera rellenar el lago. Pero es un abismo tan inmenso el del lago, tan incolmable dice Belt, que no lo cegaron ni las lavas de 14 volcanes que le rodean. Fue un duelo a muerte en un periodo en que hervía Nicaragua, en que detonaban la piedra, el árbol, el agua, el volcán. Explosiones tremendas que deformaban la tierra.