La existencia en el pensamiento heideggeriano es el modo de ser del hombre. Sólo el hombre es en la modalidad de la existencia. Las demás cosas son, el hombre existe. Porque sólo en el hombre se da en su ser y en su vivir la relación consciente consigo mismo, con su propio ser. El hombre es el único que se posee, que posee su propio ser y puede, por consiguiente decidir sobre él. Sólo al hombre le ha sido dado el ser como una tarea, un quehacer, una responsabilidad hasta el punto de que pueda ganarse o perderse, hacerse un santo o un canalla. El hombre debe hacerse, no está hecho y determinado. Es un ser inacabado, cuya misión es realizarse. El hombre puede devenir lo que quiere y rechazar lo que es.