Durante cuatro siglos, la historia de Nicaragua transcurrió bajo el dominio extranjero. Los imperios colonialistas europeos dividieron su territorio, España ocupó la costa del Pacífico e Inglaterra la del Atlántico, imponiendo en cada región sus diferentes estilos e intereses, involucrando a los habitantes de las dos mitades de Nicaragua en pugnas y conflictos a lo largo de los tres siglos que sostuvieron el colonialismo sobre el país.
En función de la disputa colonial, para repeler a los españoles, los ingleses armaron a una de las etnias indígenas que originalmente poblaban la Costa Atlántica. A partir de entonces, los habitantes de ambas costas sirvieron como carne de cañón en la lucha de los poderes coloniales.