Descripción
El hermano del P. José Ignacio Martín-Baró (q.e.p.d.), reflexiona acerca del inmenso dolor que siente ante la pérdida de su consanguíneo, quien resultara masacrado vilmente por agentes de los temibles “Escuadrones de la muerte” salvadoreños (“Sicarios de la muerte” dice el autor), en el contexto de la conflagración armada que acaeció en ese país en la década de los 80s.
Y dice, casi en la parte final de su escrito: “Tu, Nacho, y tus compañeros Ignacio Ellacuría, Segundo Montes (…) Amando López, Juan Ramón Moreno Pardo y Joaquín López y López sois un lujo para esta humanidad (…) Tengo los ojos llenos de lágrimas y un nudo en la garganta. ¿Dónde estás, Nacho? Quédate a nuestro lado. Quédate con nosotros. Estabas aún levantado, vestido, de camino. Tú no podías llegar a viejo. Tú serás para siempre mi hermano pequeño, el hermano más joven. El hermano que tengo en El Salvador”