Caso sea una opinión personal o minoritaria, pero yo no puedo por menos de sentir desazón, insatisfacción al leer acerca de la llamada Metodología jurídica. No digamos si lo leído es una de las partes de los proyectos docentes y de investigación que se presentan a los oportunos concursos, y que llevan tal nombre o título. Irremediablemente, me producen los aludidos textos sensación de confusa mescolanza, de oscuridad, de acumulación asistemática de doctrinas y teorías, algunas bastante peregrinas. Mi propósito al escribir estas líneas no es otro que el intento de poner claridad en el asunto.