Descripción
La nueva sociedad, globalizada y moderna, propició la aparición de nuevos riesgos y sentimientos de inseguridad, los cuales son tributarios del desarrollo acelerado de las grandes ciudades, de la migración de personas, de los avances tecnológicos, de la ausencia de fronteras y de la versatilidad del flujo de capitales circulantes en el mundo, entre otros factores. Estas transformaciones operadas en la realidad social contemporánea traen en su interior la preocupación cada vez más creciente con las nuevas formas de criminalidad, latente en la sociedad de riesgo que se configura.
En este contexto, se transformó “censo común” en el discurso jurídico contemporáneo la afirmación de que la intervención penal pautada en la teoría “clásica” del delito se mostraba obsoleta, y por lo tanto incapaz de hacer frente a las nuevas formas asumidas por la criminalidad, dado que cada vez más, en las sociedades modernas, surgen intereses difusos, muchos de ellos intangibles, a reclamar protección del Estado.