Description
Las pandillas en Nicaragua son notoriamente menos violentas, pero estas mismas pandillas han cambiado a lo largo del tiempo.
Mientras apenas unos pocos años atrás fueron descritas como organizaciones con una base territorial, que mantenían cierto código y seguridad en las comunidades, crecientemente han puesto en práctica una conducta más anárquica que la anterior, están menos preocupadas por la defensa de sus comunidades y el consumo de drogas parece haber aumentado; en otras palabras, las pandillas nicaragüenses permanecen cualitativamente diferentes (menos violentas) que sus
homólogas del norte de la región, pero no han permanecido estáticas. Estos cambios sugieren que los jóvenes no han encontrado alternativas viables, sostenibles y dignificantes –tanto para su integración social como para tener una voz política o supervivencia económica. Los Estados
necesitan promover políticas cohesivas e integradoras. Rocha encuentra, sin embargo, que las agencias estatales, así como las ONG y las organizaciones comunitarias, no han colaborado
efectivamente y que futuras administraciones deberían retomar este reto mediante el diseño y apoyo de conexiones y oportunidades para los jóvenes que sean más efectivas, colaboradoras y significativas. Aun cuando Nicaragua ha adoptado un modelo de políticas juveniles más proactivo
que el de muchos de sus vecinos centroamericanos, Rocha sostiene que el Estado, las ONG y las organizaciones comunitarias aún tienen mucho por hacer. Rocha, por tanto, encuentra un delicado y sofisticado balance entre el análisis de la menor violencia de Nicaragua en el contexto
regional y sus –comparadas con sus homólogas de la región- menos violentas pandillas, y el de los retos económicos que persisten de cara a la integración de la empobrecida juventud de hoy.
La investigación de Rocha proporciona una clave interpretativa de la excepcional y cambiante trayectoria de las pandillas y la violencia en Nicaragua.