Descripción
En la música occidental, el movimiento del flujo musical está determinado por juegos de tensión y relajación entre elementos que están vinculados. Para crear variaciones de voltaje, hay disponibles varios parámetros de sonido y parámetros formalizados por la práctica musical. Entre estos, se encuentran en particular el manejo de secuencias de acordes. Los acordes son entidades específicas con varias notas o frecuencias simultáneas. Las nociones de grado de consonancia, grado de disonancia y la de la calidad de la cadena de acordes constituyen propiedades que tienen una gran importancia para la generación de movimiento en un discurso musical. En la música tonal, la jerarquía de los acordes se establece en función de sus relaciones de tensión con el tono, la tensión contenida en el acorde mismo y la tensión de sus posibles secuencias. Esta jerarquía organiza un espacio armónico definido por un rango. Para dar un ejemplo, un acorde de grado V7 de una escala mayor se considera disonante y requiere una resolución en el centro de la tecla, el acorde de grado I se considera estable. Un compositor de música tonal puede usar reglas ya conocidas para crear efectivamente movimiento en un flujo musical. En un espacio armónico definido por una escala no tonal, la construcción de una jerarquía de acordes y sus relaciones de tensión - relajación es más complicada. Los acordes, derivados de combinaciones de notas en escalas no tonales, pueden tener relaciones más complejas. Para crear una herramienta que ayude a resolver este problema jerárquico, se implementó un primer prototipo de un algoritmo "explorador" para espacios armónicos. Este algoritmo se basa en dos métodos: las técnicas de algoritmos genéticos, y el uso del cálculo de la rugosidad acústica como parámetro para medir la tensión de los acordes.