Una reflexión económica sobre 1984 y 1985 sugiere varias traducciones de un hecho económico fundamental, la economía de El Salvador es una economía de guerra. El gobierno de Duarte ha heredado esta economía, pero en un año de gestión no ha podido presentar públicamente ningún plan de desarrollo económico y social para enfrentar este problema. La economía nacional se mantiene a flote gracias a las ayudas norteamericanas sin las cuales la crisis sería mayor, pero el alivio experimentado actualmente no debe olvidar los compromisos adquiridos para el futuro. Dentro de los elementos negativos analizados hay que destacar el valor positivo de la economía informal. Pero el gobierno de Duarte ha propuesto como única salida a esta profunda crisis económica que él ha heredado, pero que también ha profundizado en el primer año de su mandato presidencial un plan, si es que puede hablarse de plan, de reactivación económica basado en la iniciativa privada. Todo parece indicar hasta ahora que los costos de este proyecto económico, así como el costo mismo de la guerra, lo seguirán pagando los pobres de tal manera que en El Salvador "cuesta caro ser pobre. "