El artículo sostiene que los recientes conflictos laborales polacos son un reflejo de un fenómeno más general en el campo socialista: la evolución necesaria de un socialismo centralizado y detallista (tipo estaliniano) hacia modelos más descentralizados y democráticos. Yugoslavia dio el salto en forma solitaria a partir de 1950; y el resto de socialismos del Este europeo emprendió, a partir de 1965, "reformas económicas" con miras a combinar el Plan Central con la mayor autogestión y responsabilidad económica de las empresas.
Las "reformas económicas", no obstante, se han visto entorpecidas por la resistencia y "hegemonía política": Checoslovaquia, Hungría, Polonia ... El miedo a perder el "poder" político y administrativo entorpece, en varios regímenes socialistas y capitalistas, los cambios estructurales exigidos por el mismo objetivo que dice proponerse el sistema. Por ello se dice que "la capital de Polonia no es sólo Varsovia".