Las soluciones planteadas actualmente como el Plan de Ordenamiento Zonal Norte o Metro vivienda constituyen proyectos que ocupan horizontalmente gran cantidad del suelo con bajos índices de ocupación, que no consolidan la estructura ecológica y de espacio público basado en la vocación del suelo. La propuesta hace énfasis en la productividad del suelo, promueve usos mixtos y la apropiación del espacio público, así como la consolidación del borde de ciudad. Cuando se hace la analogía de una ciudad como un organismo vivo, que crece, consume energía, emite desechos, depende del medio que lo rodea y se vuelve vulnerable a los cambios, se crea la oportunidad de hacer una reflexión entre lo que actualmente se entiende como crecimiento de ciudad y sus problemáticas, y lo que desde filosofías contemporáneas debería llegar a configurar, a través de morfologías arquitectónicas y tipologías urbanas que permitan un uso adecuado del suelo, se relacionen con el entorno en que se asientan, tengan la posibilidad de cambio y vinculen socialmente la población que vive en él. La arquitectura como organismo biónico debería potencializar el espacio a partir de la producción, usos, formas y vínculos. Se plantea un modelo urbano de implantación ligado al borde de ciudad, sobre una zona afectada ecológicamente y morfológicamente por el crecimiento de la ciudad, que permita vincular la trama urbana de Bogotá con su estructura ecológica principal (los cerros), a través de la productividad del suelo, la arquitectura y el espacio público.