El momento actual es ya el de la autodestrucción del medio urbano, donde las actividades se concentran alrededor de los templos de consumo frenético, símbolos de esta sociedad consumista por excelencia, en contraposición, con la falta de espacio dedicado al pensamiento, individual o colectivo en la ciudad. El pensamiento es la guía de todas las artes y aspiraciones humanas y no es un hecho individual aislado en el desarrollo de la vida plena del ser humano, desde la antigüedad, nunca permaneció ajeno al proceso de desarrollo social, la economía, la política y a la actividad humana en general; es el pilar sobre el que se erige la cultura.