He leído tu carta y me has dejado sin palabras. No te conozco, –por un reportaje de La Jornada sé que te
llamas Martina–, pero me impresiona cómo en tan pocas palabras logras transmitir todo el amor que le
tienes a tu hijo. Admiro tu entereza, tu fuerza, tu amor, tu cariño, tu ternura, tu memoria. A tu hijo lo han
desaparecido, te lo han arrancado con fuerza y con crueldad.