No fue una visita pastoral profética como esperábamos sino una visita de un jefe de Estado diplomática. Fue un espectáculo mediático. Tuvo que soportar no solo el control del Estado sino la interpretación mediática de su visita. A nivel eclesiológico fue un desastre. Lo dijimos anteriormente, teníamos miedo que se viviera más una papalotría que una iglesia de comunión y así fue. Ganancias pequeñas. ¿qué podemos rescatar de la visita? ¿el regaño a los obispos? Puede ser pero para muchos quedo corto