Este artículo parte de reconocer que hoy la educación ambiental enfrenta el reto
de proponer nuevos enfoques y estrategias que trasciendan las tradicionales
prácticas de carácter informativo y directivo que en las últimas tres décadas no han
dado los resultados esperados; con esto se pretende contribuir a la generación de
verdaderos cambios que aminoren las condiciones de vulnerabilidad del planeta que
habitamos bajo las actuales condiciones de cambio climático (Brunet, 2009)