Se ha dicho que “envejecer es vivir”, y que una persona vieja es aquella que ha
pasado por la infancia, la adolescencia, la juventud y la madurez, y que por eso
posee un cúmulo de experiencias y sabiduría. Sin embargo, en el contexto actual
la mayoría de las personas parecen haberlo olvidado y, con más frecuencia de la
deseada, se le niega al viejo su capacidad de ser y estar en una sociedad en la que
se otorga un valor exagerado a la juventud, a la capacidad económico-productiva
y la posesión de bienes materiales