Descrição
A lo largo de mucho tiempo los mexicanos hemos venido señalando de manera contundente que el mal predominante en nuestra clase política es la corrupción. Esa capacidad de sobornar y ser sobornado, de desviar recursos, de abusar de sus puestos de representación, de coludirse para el beneficio de unos pocos, de someterse a los intereses de los superiores, de traficar con sus influencias, de enriquecerse con bienes que son del y para el pueblo, de obstruir la justicia, de hacer mal uso de la información, en fin, prácticas que suceden a lo largo y ancho de todo el territorio nacional y que nos guste o no, las hemos permitido establecerse en un Estado que apenas y muestra tintes de democracia.