En el presente artículo se muestra cómo —ante escenarios de crisis— las organizaciones sociales generan
resistencias ante aquello que provoca un deterioro ambiental y afecta a la vida de las colectividades, sobre todo en
las grandes urbes. Mediante acciones creativas de hacer política, los colectivos aquí presentados logran mantener las
posibilidades de una vida digna y sana. Enfocamos nuestro estudio en organizaciones urbanas orientadas al consumo
crítico, la agroecología y la defensa del territorio, que actúan en la ciudad de Guadalajara México, y que con sus acciones
coadyuvan a disminuir el cambio climático ocasionado por el deterioro ambiental. Al acercarnos a las prácticas de
estos colectivos, encontramos que, además de sus acciones concretas, existe un impacto simbólico, con potencial
prefigurativo de otros mundos posibles, incluyendo a grupos sociales que han sido marginados y opacados en las grandes
urbes.