“Por los caminos de la fe” nos vamos encontrando con la tentación de la eficacia o del sólo estar con los pobres. El amor quiere ser eficaz y somos retados desde posiciones que no son evangélicas o desde situaciones de tal calma que parece que ahí no sucede nada o tan sólo somos utópicos sin camino concreto. Ahí la afectividad se ve golpeada y busca compensaciones o se refugia en la soledad. Puede ser también el momento de la contemplación y del procesar el camino ante uno mismo en mutualidad con otras y otros.
Estas reflexiones nos orillaron, pues, a dedicar el presente número de Christus precisamente a esos caminos, los “caminos de la fe”. Sírvase el lector o lectora de los artículos aquí publicados.