dc.description | Los fenómenos naturales se consideran como eventos puntuales, inevitables e inesperados, generados por la acción extrema de las fuerzas de la naturaleza, ante los cuales no es posible intervenir, no obstante al aplicar sistemática y oportunamente medidas apropiadas, es posible mitigar o manejar sus consecuencias, en cualquiera caso que sea su naturaleza. Los elementos arquitectónicos o las personas, pueden estar expuestos en diferentes grados a una amenaza de sufrir un daño o una pérdida. La medida utilizada para establecer el grado de susceptibilidad o predisposición intrínseca a que puede estar sometido cualquiera de estos elementos, se conoce como vulnerabilidad. Universalmente se reconocen tres tipos de vulnerabilidad: estructural relativa a aquellas partes de edificios que los mantienen en pie, incluye cimientos, muros portantes, vigas y diafragmas (pisos, techos diseñados para transmitir fuerzas horizontales, como la de los sismos, a través de las vigas y columnas hacia los cimientos), entre otros. La no estructural que comprende los elementos arquitectónicos como divisiones interiores, fachadas, vidrios, ornamentos, barandas, entre otros, equipamiento sea médico, de laboratorio, industrial, de oficina, mobiliario, suministros e instalaciones básicos como gases médicos, vapor, calefacción, agua potable, comunicaciones, circulaciones, red de incendios, electricidad, entre otros. De manera que entre más seguro es un elemento de sufrir un daño, menor será su vulnerabilidad y viceversa | |