Recuperar el sentido de la vida, enraizado en el tiempo que nos toca vivir y abierto al futuro, es el camino para salir del túnel de la depresión. El autor subraya la necesidad de concomitancia entre las ciencias humanas y religiosas para el diagnóstico y la terapéutica de los males que aquejan al hombre de hoy. La aceptación reconciliada es la medicina que permite recuperar la comunicación vital, por cuanto la depresión pervierte la relación consigo mismo, con los demás y con Dios.