Descrição
Mi padre, Raúl Barizzoni, trabajó durante cincuenta años ininterrumpidos como periodista deportivo. Fue relator, fue comentarista: su vida era el fútbol. Es decir que desde que nací tuve una pelota en los pies, y en la cabeza. Lo acompañaba religiosamente todos los fines de semana al estadio; miraba el partido sentado debajo de la cabina de radio desde donde él comentaba y luego, al momento del pitazo final, me armaba mi propio partido.