Los estadounidenses se empeñaron en llevar el béisbol más allá de las fronteras de nuestra galaxia. Por momentos parecía que era lo único que les interesaba. Soñaban con ver a los otros seres del Universo con caps y hotdogs en las tribunas, y las ligas mayores con equipos foráneos (como una forma de modernizarla y adaptarla a los nuevos tiempos). Ni que hablar de la tanda publicitaria en los partidos que se transmitirían vía satélite: una cosa es que te vean en la otra costa del país, ¡y otra cosa es que te vean en la otra punta de la Vía Láctea!