Descripción
La presencia de educadores franceses, de perfiles tanto liberales o filomasónicos como definidamente religiosos, fue habitual en el Uruguay desde los comienzos de la vida republicana. A mediados del siglo XIX, comenzaron a arribar a toda América Latina congregaciones católicas europeas, impulsadas por una política de atracción que en el caso uruguayo respondía a la precaria situación de la Iglesia local, con escaso número de sacerdotes, de religiosos y de lugares de culto. Situándose en ese período de cambios, este estudio se ocupa de las congregaciones de origen francés que llegaron al país en la segunda mitad del siglo XIX para dedicarse al quehacer educativo.