Este texto es un alegato en favor del “periodismo puro y duro” y de la necesidad de retornar a su práctica, mejorarla y expandirla para el desarrollo y la consolidación de la democracia. Se trata de rescatar lo que de esencial tiene el periodismo, de llenar de contenido tanto los antiguos formatos como las nuevas ofertas técnicas, y hacerlo con la temática que tradicionalmente definió al mejor periodismo.