Descripción
La casa se vendía con piano y banco giratorio de pianista. El dueño habló de un interesado, alguien se había comprometido a comprarlo y lo señó en prueba de su voluntad, pero nunca lo pasó a buscar. Mientras contaba lo sucedido, el dueño —de la casa y del piano— sacudía la cabeza con fastidio, por eso que se dice siempre de la identidad nacional, lo de no respetar la palabra dada.