Descripción
En América Latina y el Caribe lo que el fenómeno migratorio está evidenciando, sobre todo son las migraciones irregulares y peligrosas, en estas regiones está subiendo cada vez más, todos esos son resultados de la precariedad del modelo económico que día a día está creciendo en estas zonas. De ahí, como cristiano se puede decir que los migrantes se convierten en un signo profético, que denuncia la ambigüedad, el equívoco del desarrollo puesto por el capitalismo, donde el sector privado pone más enfoque en el beneficio personal.
Eso requiere un ejercicio de memoria de la historia, para poder llevar al fenómeno actual. Más bien él recupera los datos históricos del pueblo de Israel y los hace coincidir en la persona de Jesús. Hasta en el origen de Jesús, Mateo ha podido mostrar que existe una vinculación de mujeres extranjeras, migrantes que han profesado su fe en el Dios de Israel, que es un signo fundamental que las llevó a ser parte de la historia de salvación. Son elementos que muestran de una manera clara que en Jesús hay lugar para todos, migrantes, extranjeros, humillados y abandonados. Este ejemplo muestra también que el Reino de Dios está abierto para todos sin exclusión.
Es necesario el día de hoy poner en práctica la actitud justa, honesta, acogedora y de solidaridad con la vida de cada persona, en especial, los migrantes y los pequeños de la sociedad, está en el horizonte de la proclamación de Jesús según el reino de su Padre. La Iglesia para responder a la realidad migratoria, tiene la capacidad de asumir el compromiso misionero, en Jesús en su entrega a la muerte en la cruz por el bien de la humanidad.
Los migrantes como bautizados, tienen también su participación en la proclamación del evangelio como discípulos misioneros, porque son sujetos activos de la evangelización y promotores del restablecimiento del Reino de Dios en las comunidades.